Por Natalia Kiako
Acompañar a los chicos en una alimentación plena no siempre es fácil. ¿Y si buscamos contagiar el entusiasmo antes de llenarlos de reglas, deberes y obligaciones a la mesa? Estos libros pueden dar en la tecla.
Tanto nos preocupamos por la forma en la que comen los chicos; tanto se habla de sus malos hábitos o de cómo prefieren y reclaman comidas chatarra. Quizás en vez de quejarnos necesitamos preguntar: ¿de dónde sale la rutina de los chicos con la comida? ¿De dónde podrían sacar información o inspiración más saludable?
Lo más importante es lo que “maman” en casa: cómo se alimentan y qué relación con la cocina tienen los papás, hermanos, abuelos y amigos. A la larga siempre aparecerán ejemplos cercanos que nos contradigan y podemos necesitar ayuda para argumentar (sin aburrirlos) a favor de las comidas más naturales y de la cocina casera. Pero no se trata sólo de que los chicos nos imiten, sino de que tengan la mayor conciencia posible sobre estas elecciones alimentarias, que entiendan –a la medida de su edad- porque es bueno comer de cierta forma y no de otra, y que con esa información disponible y viento a favor elijan por ellos mismos cada día mejor.
Lamentablemente la escuela le da poco y nada de espacio a estos temas. Esas también son buenas preguntas: ¿por qué la escuela enseña a hacer casas con palitos de helado y no a reconocer que la comida no nace en las góndolas del supermercado? ¿O a cocinar un plato con nuestras propias manos?
La discusión acerca de la escuela es larga y compleja. Mientras tanto, bien podemos sumar herramientas para enseñar nosotros mismos, o que los chicos aprendan por su cuenta cuando las preguntas aparezcan. Traer a casa libros sorprendentes, libros curiosos, libros atrapantes, puede ser una linda ayuda. Libros que se encarguen de recordarnos todo el caminito que recorre cada bocado para llegar a nuestros labios: desde el cultivo de una planta y su lugar en un ambiente ecológico, con los nutrientes que nos aporta, hasta el momento de transformarlo con nuestras dos manos en la cocina con toda la magia que eso implica.
No me parece casualidad que los poquísimos libros que encontré dedicados a afianzar la relación de los chicos con la cocina o con una alimentación consciente sean de editoriales pequeñas e independientes. Editoriales impulsadas por personas que se preocupan por los libros y los lectores, primero, y por los números después. Así es que estas joyitas que hoy comparto con ustedes son eso: piedras preciosas y raras, poco comunes. Originales y únicas. Para regalar en Navidad o en Reyes. Y degustar juntos.
Amarillo limón el sol, de Eloise Alemany. Ilustraciones: Johanna Wilhelm. Periplo Ediciones.
Aquí dejamos el territorio de origen de los ingredientes y pasamos a interesarnos por mi parte favorita: cocinar. Los dos libros que les voy a recomendar son una fiesta entre ollas y espátulas con los más chicos. Si bien no son libros de cocina saludable son libros que invitan a cocinar a los niños y no sólo a preparar comida “para” ellos. El mejor camino para interesarlos en comer mejor es que nos acompañen a la trastienda (a la cocina) y vean cómo sucede la magia. Amarillo limón el sol es una invitación preciosa a compartir esa escena. Es un auténtico manual para cocinar con niños, diseñado para que encontremos con facilidad las recetas más adecuadas y que así los chicos puedan participar con las actividades que mejor les calcen: mezclar, batir, lavar, pisar, verter. Con un puntito rojo se señalan las tareas que, por precaución, es mejor que realicen los grandes. Y una serie de indicaciones iniciales ayuda a que no fallen las recetas ni haya riesgos al hacerlas. Por si fuera poco, la edición es preciosa, las ilustraciones bellísimas y los textos cuidadísimos. Todo pulido y suave como una seda, listo para seducir al más grande y al más chico en la misma casa.