Por Julieta Botto
…El membrillo de Clau Degliuomini, sintetiza todo lo que esa fruta nos regala: dulzura, inspiración poética, placidez. Es un libro magnético e inclasificable: no dan ganas de soltarlo, pero por mucho más que las ilustraciones —que sobrepasan la palabra belleza—. Es un imprescindible por lo abisal.
Bien, pero ¿por qué?
Porque está construido —a mí me evoca eso— desde el alma, desde los recuerdos, desde lo más primitivo y vital —la alimentación— , pero, a la vez, desde la herencia, el compartir, el disfrute de algo que convoca.
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