Esta es otra de las joyitas que encontré por la Feria del Libro de Buenos Aires. A Clau Degliuomini la conocíamos desde hace tiempo como una gran ilustradora, pero en este curioso libro de editorial Periplo (2018) con edición de Eloise Mitsuko Alemany, Clau es también la autora del texto, y muestra que en ese rubro también sabe lo que hace.

Periplo publicó, hasta ahora, libros que rondan, de diferentes formas, el tema de la cocina y los alimentos, y este libro de cierra con un par de recetas (no es necesario que les aclare el ingrediente estrella, ¿verdad?).

Pero este no es un libro de esos de “contemos un cuentito para justificar la receta”. Y tampoco es un libro de esos de “pongamos un texto cualquiera para que las ilustraciones no se queden solas”. No, no, no: este libro es una pequeña maravilla que, como una fruta bella pero a la ve sabrosa, conjuga una edición impecable y cuidada con una ilustración bellísima y un texto delicado y poético, que nos va contando la historia de una madre y su hijo (zorros, en la ilustración) y un narrador (probablemente, la abuela o el abuelo de ese niño zorro) que habla sobre un árbol (un membrillo) y cómo ese árbol, que acompañó la vida entera de esa madre y ahora acompaña también la del pequeño, le contó al narrador un secreto, la historia de sus mutaciones y sus sueños, los pasos de su danza con el tiempo mientras van transcurriendo las estaciones.

El membrillo festeja el otoño,

se viste de amarillo.

Guardo porciones de otoño.

Cartas de amor para la panza.

Promesa de abrazo para todo el año.

[…]

Abre tus oídos sensibles a la tierra:

no solo los árboles, todo lo que nos rodea

puede contarnos algo.

Las ilustraciones, aunque no hubiera texto alguno, ya justificarían por sí solas que te consiguieras este libro para tu estante de los libros lindos: pero junto con el texto completa una obra imperdible, de esas que se releen con gusto descubriendo nuevos frutos cada vez que se da vuelta una hoja.

Muy recomendado.